K-Barakaldo aldizkaria

La centenaria capilla de la fábrica de Santa Agueda de Zubileta-Kastrexana

Jesus Muñiz Petralanda

Santa Ageda lantegia (egungo Profusa) Bizkaiko industria instalazio handiek izandako bilakaeraren eredu garbia da. Alanbrea ekoizten zuen lantegi txikia hainbat elementu bateratzen zituen gune industrial bilakatu zen, eraikin industrialak izaera soziala zuten etxe, frontoi edota geltokiarekin nahasiz. Kapera nabarmentzen da azken hauen artean. Federico Ugalderen aginduz eraiki zen 1919an, eta garaiko kapera industrialen eredua jarraitzen du. Aterpeak, katekesirako espazioak, parrokia-zinema, apaiz-etxea eta horma-pintura moralizatzaile bat gehitu zitzaizkion urteetan zehar lantegiaren garapenarekin batera handitu zen eraikinari.

En el primer número de esta misma revista, dedicamos un artículo a una singular escultura de alabastro de procedencia inglesa que se conserva en la ermita de Santa Agueda situada en el monte Arroletza, describiendo la historia y patrimonio mueble de aquel edificio, uno de los más notables del patrimonio histórico artístico de Barakaldo. En esta ocasión, damos continuidad a aquel texto, centrando nuestra atención sobre la cercana iglesia que con idéntica advocación se planificó hace ahora justamente un siglo en la orilla izquierda del río Cadagua para servir como capilla de la Fábrica de Santa Águeda de Zubileta-Kastrexana, contribuyendo de esta forma a conmemorar, siquiera de forma discreta, esta efeméride.

Capilla de la Fábrica de Santa Agueda en Castrejana, Federico Ugalde, 1919; Archivo Municipal de Barakaldo, Caja 494, documento 9. Foto: Jesús Muñiz Petralanda

No es mucha la información que hemos localizado sobre el origen de este templo, pese a que hemos indagado en el Archivo de la propia parroquia, en el de la empresa Profusa (heredera de las instalaciones de la entidad fundadora, a quien pertenece actualmente el edificio), en el Archivo Histórico Eclesiástico de Bizkaia y en el Archivo Municipal de Barakaldo1Quiero manifestar mi gratitud a todos los empleados de los archivos mencionados, al actual párroco Oscar González Gasquet, y especialmente a Pedro Murua, Narciso Vaca y Alfredo Oñate propietario y empleados de la empresa Profusa, por las facilidades prestadas en el trascurso durante la investigación previa a la elaboración de este artículo.. Es precisamente en este último donde se conservan los planos originales de este modesto edificio, fechados el 20 de septiembre de 1919, que incluyen una vista de las fachadas principal y lateral derecha, la sección transversal del edificio, y una planta del mismo -que al tiempo nos proporciona algunos detalles de su ubicación- y otra más con la configuración de sus cimientos.

Estos planos se adjuntan al expediente de solicitud de la pertinente autorización para la construcción de una capilla en la calle de Larrazabal del barrio de Irauregi, presentada por la sociedad Echeverría e Hijos2Agradezco a Javier Barrio Marro, de quien surgió la iniciativa e invitación a escribir este texto, el haberme dado noticia de la existencia de esta referencia documental (AMB, Caja 494/documento 9)., con fecha 15 de octubre de 1919 y firmada por el promotor Federico Echevarría Rotaeche (con el nombre de la Sociedad, Federico Echevarría e Hijos) y el arquitecto autor del proyecto, Federico de Ugalde, que asimismo también estampó su firma en los planos. En ese mismo archivo se conserva otro expediente relativo a una reforma del templo, consistente en la adición de un pórtico adosado al lado derecho del mismo según contemplamos su fachada, proyecto que firma el arquitecto Ismael Gorostiza en julio de 1946 en otra copia del plano depositada en el Archivo Municipal. Por último, entre el rico fondo documental del Archivo de la empresa Profusa, se incluye un expediente de construcción de la casa cural, firmado por José Sanz Gironella y fechado en 1955 que completa la información disponible sobre la historia de esta construcción religiosa3Lamentablemente no hemos localizado ninguna información sobre la construcción del local destinado a catequesis, que no aparece en los planos originales de Federico de Ugalde, ni de su adecuación para fines recreativos. Tampoco hemos podido documentar la adquisición del mobiliario o la construcción del campanario añadido a la fachada posterior del templo.

UNA ADVOCACIÓN MUY APROPIADA

En el artículo de Javier Barrio de este mismo número se ofrece un detenido recorrido histórico por los antecedentes y evolución de la Fábrica de Santa Águeda perteneciente a la Sociedad Anónima Echevarría para cuyo servicio se concibió la iglesia que nos ocupa, por lo que no nos extenderemos mucho sobre este punto.

Recordemos simplemente que tal como allí se dice esta factoría se ubicó sobre un solar de larga tradición industrial, que remontaba a la existencia de una ferrería que en 1862 daría paso a la fábrica de alambres Puerto Rico, fundada por el empresario Facundo Chalbaud. Un año más tarde se constituyó la Sociedad Colectiva Santa Águeda, adoptándose por primera vez para la instalación fabril el nombre de la santa titular de la célebre ermita del monte Arroletza. Pese a la existencia de un período de crisis que supuso la disolución de la sociedad promotora original en 1870 y la constitución de una nueva con otra denominación, siguió siendo conocida como Fábrica de alambres Puerto Rico o Santa Águeda, advocación esta última que adoptaría, ya en exclusiva, la nueva entidad social que tomó el testigo de la actividad metalúrgica en esta ubicación el año 1890.

Ignoramos desde que momento las instalaciones contaron con capilla propia, seguramente dedicada a la propia santa, dada la denominación de la empresa. Pero si podemos constatar su existencia en la primitiva fábrica mediante un plano conservado en el Archivo Municipal donde el oratorio, identificado con una cruz, se ubica a la derecha del primitivo camino que comunicaba los barrios de Irauregi y Burtzeña (en el plano pintado de amarillo) y que desde 1923 transcurría por el interior de la fábrica, cuando se hizo un nuevo trazado (en el plano, en rojo).

Variación del Camino vecinal de Alonsotegui a Burceña, Archivo Municipal de Barakaldo. Foto: Javier Barrio

Pero más allá de la coincidencia con la advocación del santuario vecino, no puede dudarse de la conveniencia de contar con el patrocinio de la santa siciliana, dada la capacidad de esta mártir para eludir los peligros del fuego, a los que tan expuesto estaban ferrones y obreros metalúrgicos, por lo que debió de ser escogida como su protectora. Son varios los puntos en común que la ligan a este oficio, desde el instrumento de su martirio, unas tenazas candentes con las que le arrancaron sus pechos, hasta algunos otros episodios como el tormento que se le infligió arrojándola sobre unas brasas encendidas, o la milagrosa detención de una erupción del volcán Etna que tuvo lugar tras su muerte, al ser invocado su nombre4Se describen sus atributos, iconografía, patrocinios y leyenda en REAU, 1998, t. 2, vol. III: 31-35.. Resultaba por tanto muy apropiado la elección del nombre de Fábrica de Santa Águeda con el que ha sido tradicionalmente conocida.

FEDERICO DE ECHEVERRÍA, PROMOTOR DE LA RENOVACIÓN DE LA FÁBRICA DE SANTA AGUEDA

Federico Echevarría Rotaeche,
Retrato de Juan de Barroeta.Blog de César Estornes https://memoriasclubdeportivodebilbao.blogspot. com/2013/08/los-echevarriacomerciantesindustriales.html

Con la llegada del nuevo siglo, la Fábrica de Santa Águeda fue adquirida en 1901 por Federico Echevarría, una de las más notables figuras del proceso de industrialización del territorio de Bizkaia. Su vinculación a la industria metalúrgica no era nueva pues ya contaba con antecedentes familiares.

Federico Echevarría Rotaeche había nacido en Bilbao en 18405Sobre su figura además de la bibliografía citada por Javier Barrio en su artículo de esta misma revista, puede consultarse SAIZ VALDIVIELSO, 2008, la entrada del 16 de agosto de 2013 del blog de César Estornes https://memoriasclubdeportivodebilbao.blogspot.com/2013/08/los-echevarriacomerciantesindustriales.html, o el texto que le dedica Verónica Mendieta Echevarría en el Diccionario de Biografías de la RAH http://dbe.rah.es/biografias/16011/federico-de-echevarria-rotaeche. Pasó parte de su juventud estudiando en Madrid, donde mostró un notable interés por la pintura llegando a ejercer incluso como copista en el Museo del Prado, pero la necesidad de ayudar en el negocio familiar le impidió continuar con esta actividad.

La relación con la industria del metal le vino, en efecto, heredada de su padre, José Echevarría Azcoaga, un hojalatero natural del valle alavés de Aramaiona que se estableció en Bilbao, donde en 1878 compró los terrenos del caserío Recalde, situados en la anteiglesia de Begoña, en el mismo emplazamiento que hoy ocupa el parque que lleva su apellido. Allí montó un taller de laminación y estampación de hojalata con la ayuda de sus hijos Federico y José.

El negocio se amplió con el propósito de extender su actividad a la calderería y baños galvanizados y alcanzó un notable éxito internacional con la elaboración y comercialización de clavos de herrar, actividad que emprendió desde 1886. Asimismo Federico Echevarría tuvo un relevante papel en el desarrollo de otras industrias afines. Ese mismo año se trasladaría desde Beasain a Sestao la fábrica de hojalata Goiria y Compañía, fundada por Francisco Goiria y Ostolaza, quien en 1890 se asociaría con Echevarría Hermanos para dar origen a La Iberia, una de las tres empresas que terminaron por fusionarse en 1902 para constituir Altos Hornos de Vizcaya, buque insignia de la siderurgia vasca. Este mismo año es el de la constitución de la Sociedad Federico Echevarría e Hijos, en la que se integraron las instalaciones de Zubileta y Castrejana, junto a las emplazadas en la anteiglesia de Begoña.

Aguada de Gerardo de A’braira: Fábrica de Santa Águeda de Kastrexana. Álbum de la Siderurgia Española (1943) Altos Hornos de Vizcaya. Fondo fotográfico: Miguel Angel Martínez Vitores

Su participación también fue significativa en otros sectores como el de la energía, el transporte ferroviario, la industria química, la banca e incluso la alimentaria. A esta última se vinculó a través de la Sociedad Zuricalday, Echevarría y Compañía de la que formó parte gracias a su matrimonio con Felipa Zuricalday (hermana de Martina Zuricalday, destacada miembro de la saga de pasteleros que aún mantienen abiertos diversos establecimientos en Bilbao y Getxo) impulsando el comercio de vinos con la isla de Cuba, interrumpido a raíz de la derrota en la guerra de Independencia de la isla caribeña.

Además presidió o formó parte de diversas asociaciones del ámbito empresarial, como la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Bilbao, la Sociedad Económica de Amigos del País de Vizcaya o la Asociación Nacional de Industrias Metalúrgicas. También tuvo una importante carrera política, desempeñando los cargos de concejal del Ayuntamiento de Bilbao, diputado a Cortes y Senador por Vizcaya, siendo fundador además del Partido Liberal en Bilbao. Su brillante trayectoria fue galardonada con notables distinciones como la Gran Cruz de Isabel la Católica o la Medalla de oro al trabajo. Falleció en 1932 cuando enfermó de una bronquitis.

EL ARQUITECTO FEDERICO DE UGALDE, AUTOR DEL PRIMER PROYECTO DE LA CAPILLA

La responsabilidad del diseño de la iglesia que nos ocupa recayó en un arquitecto que no sólo compartía con el impulsor de la obra su nombre de pila, sino también algunos de sus apellidos. Federico de Ugalde Echevarría era hijo de Toribio de Ugalde, destacado empresario harinero, y de Dolores Echevarría Rotaeche, hermana de Federico Echevarría Rotaeche; por consiguiente el industrial era tío del arquitecto, que nació en Bilbao en 1873. Tras estudiar en Bilbao y Bergara, Ugalde preparó el ingreso en la Escuela de Arquitectura de Barcelona, aunque finalmente se licenció en la de Madrid en 1898.

Federico Ugalde. Imagen extraída de
“Los orígenes del Hormigón armado y su introducción en Bizkaia. La fábrica Ceres de Bilbao”, p. 108

Un año más tarde se implicó en la construcción de la nueva sede de una empresa familiar promovida por su padre: La Fábrica de Harinas Ceres, situada en el muelle de la Merced, edificio célebre por tratarse de la primera construcción realizada en España con una estructura de hormigón armado, sistema Hennebique. Aunque el diseño original del edificio se atribuye al ingeniero Ramón Grotta, la posterior reforma de la fachada se ha adjudicado al propio Ugalde6Sobre este edificio véase ROSELL y CÁRCAMO, 1994 y CÁRCAMO MARTÍNEZ, 2012. En torno a la figura del arquitecto PALIZA MONDUATE, en http://dbe.rah.es/biografias/45848/federico-ugalde-echevarria.. Esta fue la primera de diversas importantes contribuciones del arquitecto vinculadas al panorama arquitectónico de este sector industrial entre las que destacan el monumental edificio de Molinos Vascos (1920-1924), impulsado por los herederos de Toribio de Ugalde, y el barrio residencial de Iralabarri (1908-1918) concebido para alojar a los obreros de su principal empresa rival, la Fábrica de Harino-Panadera, promovida por Juan José Irala. Sin salirnos del panorama industrial aún puede citarse alguna otra obra de este arquitecto, caso de la central térmica de Burtzeña (1927), que se encontraba muy próxima a las instalaciones de los Molinos Vascos.

Contribuciones suyas bien conocidas son la reconstrucción del Teatro Arriaga tras el incendio de 1914 o la realización del plano del Segundo Ensanche de la Villa al ganar el concurso convocado diez años antes.

La mayor parte de sus aportaciones al panorama arquitectónico de la villa se incluyen sin embargo dentro del apartado residencial, como el chalet proyectado para Tomás Allende en Indautxu (1905), aunque predominaron los diseños de casas de vecindad con ejemplos tan diferentes como el inmueble que se sitúa en el número 2 de la calle Merced esquina con Ribera (cerca de la fábrica Ceres) -rematado en un monumental torreón coronado por pináculos- o el racionalista edificio de Doctor Areilza 15, -de limpios volúmenes donde se combinan ladrillo y hormigón en líneas diagonales convergentes al chaflán-, realizaciones ambas que pertenecen ya a la década de los años 30.

Del mismo modo que su tío, Federico Ugalde tuvo una notable presencia en la vida social de Bilbao, siendo como aquel concejal de su Ayuntamiento, cargo que ostentó entre 1924 y 1930. Además fue miembro fundador de la Sociedad Filarmónica, Presidente de la Sociedad Bilbaína y de la Asociación de Arquitectos Vizcaínos. Estuvo también muy ligado a la Santa Casa de la Misericordia, presidiendo su Junta desde 1937 a 1960. Para esta institución planificó numerosas obras, iniciadas con la ampliación adosada a su fachada trasera en 1901 que se vería recrecida con una nueva planta pocos años después.

La relación profesional con la sociedad Echeverría e Hijos no se redujo a la concepción de la capilla de la Fábrica de Santa Águeda. Suyos son también los diseños de la Casas de obreros que se encontraban inmediatas a ella, realizados en el mismo año de 1919 o algunos proyectos de ampliación de las instalaciones de la fábrica de Begoña así como la reforma del chalet que poseía la familia en la calle Gordoniz o la construcción de otra residencia (hoy en un lamentable estado de conservación) que se alza en las inmediaciones de la Fábrica de Castrejana, junto a la cerrada curva que traza la carretera de acceso a la misma.

Federico Ugalde, 1919, Proyecto de viviendas para obreros de la Fábrica de Santa Águeda. Archivo Profusa. Foto: Jesús Muñiz Petralanda

EL PROYECTO INICIAL DE LA CAPILLA Y SU MOBILIARIO

Tal y como fue concebido en 1919 el edificio de la capilla era una sencilla construcción que se disponía prácticamente encajada entre el camino de Larrazabal y el cauce del rio Cadagua, que transcurría junto a su fachada trasera. El edificio, levantado sobre un pequeño desnivel contaba con una sola nave rectangular de 18 x 10 metros protegida por una cubierta a dos aguas.

Su simplicidad constructiva solo se veía levemente atenuada por la apertura del ingreso en arco de medio punto sobre el que se abría en la fachada principal un óculo para iluminar el coro. El frontis remataba en una espadaña de contorno algo más elaborado que la que hoy podemos contemplar. En los laterales se abrían vanos, igualmente de medio punto, dos en el lateral derecho y uno en el izquierdo. A éste se adosaba junto a la cabecera un pequeño recinto, también rectangular, destinado para servir como sacristía y que contaba con otras dos ventanas.

La construcción fue aprobada por el arquitecto municipal, Alfredo Acebal, que dio su visto bueno el 3 de noviembre de 1919, autorizándose su construcción previo dictamen de la comisión correspondiente por el alcalde el 18 de diciembre, decisión que se comunicó a los peticionarios al día siguiente. Probablemente comenzó a construir de inmediato, valorándose su costo en agosto de 1920 en unas 15.000 pesetas.

No hemos conseguido localizar ninguna documentación sobre el proceso de su construcción y amueblamiento, por lo que poco es lo que podemos aportar al respecto, salvo lo que puede deducirse de una descripción del mismo. La iglesia cuenta con tres retablos de madera que responden a un mismo estilo ecléctico, algo trasnochado, pues parece más propio del cambio de siglo.

Retablos de la Parroquia de Santa Águeda de Kastrexana. Foto: Jesús Muñiz Petralanda

El central cuenta con tres calles que se elevan sobre un alto zócalo, decorado con motivos vegetales enmarcados en rombos en las calles laterales y un esbelto hueco de medio punto en la central que en origen acogería el sagrario y hoy aloja un Cristo Crucificado, lo que contribuye a dar mayor altura y protagonismo a la calle que aloja la titular. Ésta se singulariza además por la incorporación de columnas de estilo corintio con fuste estriado frente a las pilastras de orden jónico de las calles laterales soportes que enmarcan en los tres casos hornacinas de medio punto. Rematan las casas frisos con roleos, coronados por frontones de perfil curvo dispuestos entre jarrones. Toda la mazonería se cubre de un uniforme color marrón que contrasta con la policromía de las tallas, de tamaño superior al natural, que precisan de repisas que sobresalen del plano del retablo para asegurar su estabilidad.

Talla de Santa Águeda, titular del templo de Santa Águeda de Kastrexana. Foto: Jesús Muñiz Petralanda

Al centro se dispone la titular del templo, Santa Águeda, en actitud frontal, de contenido dinamismo, sosteniendo en su mano derecha el platillo con sus pechos y una palma del martirio con la izquierda. Viste túnica verde recorrida por pliegues que convergen hacia su cadera derecha donde se recoge un extremo del manto terciado rosado ornamentado con orla dorada, trazando un perfil sinuoso en su borde inferior. Completa su indumentaria un largo velo que casi oculta sus cabellos y se desliza desde sus hombros. Todo ello está inspirado en fórmulas propias del estilo gótico, como es habitual en muchas de estas tallas de expresión dulcificada que se fabricaban en serie en los talleres de Olot desde las décadas finales del siglo XIX.

Una imagen de la Inmaculada que cruza sus manos sobre el pecho y se asienta sobre nube con angelitos retomando modelos de Murillo, ocupa la calle de la izquierda del espectador. En el lado opuesto, San José toma de la mano al Niño Jesús, en una disposición que carece de naturalidad, rasgo habitual en este género de imágenes.

No hemos podido determinar su autoría, aunque sí constatamos la existencia del sello característico en esta producción en una de las imágenes, pero dado su localización y su considerable peso y tamaño no nos fue posible voltearla para determinar el taller de procedencia.

Los retablos colaterales siguen en líneas generales el diseño del central con escasas variaciones como la adición de aletas laterales en su base o la simplificación de los frontones de remate. A la izquierda, en el lado del evangelio, se dispone la imagen del Sagrado Corazón de Jesús abriendo sus brazos en gesto de acogida y apoyado en un nube de aspecto algodonoso. El mismo soporte se aprecia en la imagen del colateral derecho, dedicado a la Virgen de El Carmen que sostiene unos escapularios con la mano derecha y a un Niño Jesús, de aspecto almibarado, sobre su brazo izquierdo. El predominio del uso de colores pastel, la decoración en base a orlas doradas que corren por el borde de las prendas o la adición de halos de latón son otros rasgos propios de estas imágenes que se incorporaron al mobiliario de muchos templos durante buena parte de la primera mitad del siglo XX. Siendo piezas de ejecución correcta, carecen de la naturalidad y singularidad de las imágenes de épocas anteriores, pero resultan muy características de este momento.

Al mismo estilo afectado y un tanto kitsch, pero no carente de cierto encanto, pertenecen un par de ángeles lampadarios, retirados ya del culto, que se conservan en dependencias anexas y que de nuevo conservan en el dorso el preceptivo sello habitual en la producción industrial, aunque el paso del tiempo lo ha vuelto ya ilegible. En ellos nos reencontramos con los rasgos ya señalados: una marcada plasticidad en los pliegues, el suave cromatismo de las telas enriquecido con orlas más o menos vistosas y elaboradas junto a unas caracterizaciones ambiguas y delicadas que buscan una elegancia pero terminan por resultar algo teatrales, carente de espontaneidad. Todo lo dicho al respecto de estas imágenes es aplicable a la talla del Crucificado que se conserva bajo el coro que seguramente es de factura aún más reciente.

Ángeles lampadarios de Santa Águeda de Kastrexana. Foto: Jesús Muñiz Petralanda

Por contra algunas piezas de metalistería parecen corresponder a una etapa ligeramente anterior. Es el caso de unos ciriales de estilo tardoneoclásico, con cabeza en forma de copa de boca ancha recercada por coronas de hojas de acanto de borde sinuoso. Un poco posterior, ya más ecléctica es la Cruz procesional, con guirnaldas de laurel en el nudo ovalado, cuadrilobulos calados en los extremos de los brazos y densa ráfaga de rayos enmarcando la imagen del Crucificado. Tal vez se trate de piezas que en origen pertenecieran a la ermita de la Santa del monte Arroletza, pues por su factura debieron de realizarse antes de que el templo fuese planificado.

Más acordes con la cronología del edificio parecen un Sagrario dorado con el Cordero con oriflama sobre el libro de los siete sellos en la Puerta o una custodia que alterna en el ostensorio ráfagas de rayos rectos con palmetas, piezas en todo caso carentes de valor artístico.

Un sencillo reloj de pie sin indicación del fabricante que se dispone en una esquina del presbiterio, el discreto soporte del cirio pascual, junto a la funcional pila bautismal en piedra de Ereño, un sobrio confesionario retirado en la antigua capilla bautismal y un armónium en desuso de la casa Juan Cotrina de Vitoria situado en el coro, completan el mobiliario de la iglesia.

REFORMAS EN EL TEMPLO: LOS PÓRTICOS, EL LOCAL DE LA CATEQUESIS Y LAS PINTURAS DE LA EMBOCADURA DE SU ESCENARIO

El estado actual de la iglesia no se corresponde con el proyectado inicialmente por Federico de Ugalde, aunque permaneció sin modificaciones aparentes al menos hasta 1926, según se deduce de un plano conservado en el archivo de Profusa.

Veinte años más tarde sin embargo mostraba un aspecto diferente, de acuerdo a lo reflejado en un plano conservado en el Archivo Municipal. Este documento se incorpora en un expediente firmado por el arquitecto Ismael Gorostiza fechado el 20 de julio de 1946, donde se expone la voluntad de la Sociedad Anónima Echevarría de construir un pórtico adosado al costado derecho del templo. Tanto la planta como el alzado que figuran en el mismo muestran asimismo un pórtico abierto en el frente del edificio y la adición en el costado izquierdo de un amplio salón de catequesis que prolongaba el espacio inicial de la sacristía primitiva hasta alcanzar la altura de la fachada. Denotan su incorporación al edificio primitivo el diferente grado de inclinación que poseen los tejados que cubren ambos flancos. Dado que en la solicitud no se mencionan para nada estos espacios, parece lógico suponer que ya existían previamente, como parece confirmarlo el hecho de que únicamente el nuevo añadido propuesto figure en una tinta diferente al resto, concretamente en color verde. Lamentablemente la tinta está tan desvaída que no nos ha sido posible reproducir dicho plano de forma que resulte legible por el lector sin alterar hasta el exceso el color original.

La cuestión se complica tras el descubrimiento de un nuevo plano, esta vez incluido entre los fondos del archivo de Profusa, que se conserva en perfectas condiciones de visibilidad, pero que lamentablemente carece de fecha y autoría. Se representan en este el alzado de la fachada, de modo idéntico al que figura en la solicitud firmada por Gorostiza. Y si bien en la planta únicamente se indican asimismo en distinto color (rojo en esta ocasión) los locales situados a la derecha del templo, también se especifican con mayor detalle su distribución interna y el uso de los distintos espacios que corresponden a una sala, tres dormitorios, una ducha y una cocina de lo que la denominación del documento califica como proyecto de “la capilla con la nueva vivienda y catequesis”. Paradójicamente el salón de la catequesis no se indica con un color diferente al del resto del templo ya existente con anterioridad, (lo que parece sugerir su existencia previa) aunque de nuevo es más preciso en el detalle, indicándose el mobiliario de este con la representación de una serie de dieciocho bancos y las anotaciones expresas de “escenario” y “pantalla”.

Anónimo, s/f: Plano de la Capilla con la nueva vivienda y catequesis. Archivo Profusa. Foto: Jesús Muñiz Petralanda

Y efectivamente, cuando visitamos el edificio pudimos comprobar que aún se conserva un escenario, que incorpora una embocadura decorada con una curiosa e ingenua pintura e incluso la sala de proyección de lo que sin duda fue el cine parroquial de Santa Águeda. Inmediatamente surgieron en nuestra mente dos preguntas ¿desde cuando contaba la iglesia de Santa Águeda de un cine en el local destinado a la catequesis? ¿Y quién fue el anónimo autor de la pintura que luce en la embocadura de su escenario?

Lamentablemente pese a nuestros esfuerzos aún no hemos hallado respuesta a estas cuestiones. Deducimos de la información contenida en el plano firmado por Gorostiza que en 1946, cuando se planteó la construcción de un pórtico en el lado derecho del templo, ya se había erigido el salón de la catequesis, pues no hay mención expresa al deseo de realizarlo ni figura con tinta diferente de la del “núcleo” del templo o su pórtico frontal. ¿Se llevó a cabo finalmente este proyecto y posteriormente se reacondicionaron los espacios para los nuevos usos de vivienda y local de proyecciones cinematográficas en una nueva intervención a la que correspondería el plano sin fecha ni autoría? ¿O estas fueron actuaciones emprendidas en una intervención diferente emprendida con vistas a la erección del templo como iglesia parroquial en 1956?

Detalle de la puerta derecha del escenario del local de la catequesis. Parroquia de Santa Águeda de Kastrexana. Foto: Jesús Muñiz Petralanda

Dejemos por un momento en suspenso la posible respuesta a estas preguntas, para dar a conocer la referida pintura que decora el escenario de este local. La decoración se extiende a ambos lados de la embocadura, donde se disponen dos puertas decoradas con sendos árboles de escaso ramaje y hojas en cuyas ramas se posan una serie de aves a las que acompañan en la puerta derecha unas mariposas y una libélula.

En la parte superior se representa un florido paisaje dividido en dos mitades por un frondoso árbol bajo el que se dispone una lira en cuyo contorno se representan dos ángeles. A la derecha del instrumento musical encontramos representada la propia iglesia de Santa Águeda con su pórtico frontal y el salón del que podemos apreciar las ventanas abiertas en su costado, con una senda por la que varios niños se dirigen al templo. Junto a ésta aparece el curso del río Cadagua, poco antes de llegar a la altura del Puente del Diablo, y al fondo se adivina una Fábrica humeante en alusión sin duda a las instalaciones industriales de Santa Águeda. En el extremo derecho se emplaza la figura de un hombre, tocado con txapela y vestido con camisa Mahón y pantalón gris, acompañado de un perro, una niña y un niño al que abraza por el costado mientras con la mano derecha señala al lado opuesto de la composición.

Del lado izquierdo de la lira se sitúa otro niño, sentado sobre la hierba, escuchando con atención a la Figura de Cristo, sentado en un desnivel del terreno, acompañado de palomas y ovejas (en alusión a la figura de El Buen Pastor) quien se dirige a un grupo de niños y niñas sentados frente a Él sobre la hierba y bajo un árbol ante un bucólico paisaje de prados y caseríos. Se trata por consiguiente de una alegoría de la catequesis, actividad a la que estaba destinado preferentemente el local.

La escena aún se completa en el espacio restante bajo la cubierta distribuido en distintos fragmentos divididos por las vigas que la sustentan con las imágenes de sendos ángeles, el de la izquierda interpretando música con un violín y ante un órgano, y el de la derecha ocupado en la lectura de un libro en el que figura la inscripción Artes y Oficios. Dos querubines rellenan unos huecos menores, reservándose el espacio superior para la figuración de unas simplistas olas sobre las que sobrevuelan algunos pájaros con la inclusión de un antiguo bajel. Tal vez éste haga alusión a alguna de las naos que se embarcaron en la aventura en busca de la ruta de las especias y que terminaron por dar la primera vuelta al mundo, gesta en la que participó el barakaldes Juan de Zubileta, nacido en la torre del mismo nombre muy cercana al emplazamiento de la iglesia de Santa Águeda y cuyo inicio conmemoramos este presente año.

Todo se realiza con un estilo muy ingenuo, a veces casi naif, con personajes dibujados con líneas muy claras, casi siempre de riguroso perfil, hasta el punto de que más parece obra de ilustrador que de pintor propiamente. El colorido es rico y brillante, respirando en su conjunto un aroma claramente doctrinario y simplista, muy acorde con el catolicismo de fines de la primera mitad del siglo XX, período al que suponemos puede corresponder la obra.

Ignoramos la autoría de esta ingenua obra e incluso desconocemos en que momento exacto fue realizada o desde que momento se dotó a la iglesia de un cine. Nos preguntábamos unos párrafos atrás si correspondería al momento de erección de la iglesia en parroquia, conversión que tuvo lugar en 1956 o pudiera ser anterior. A tenor de la información disponible y de un último plano que hemos conocido nos inclinamos a pensar que su creación pudo tener lugar a mediados de los años cuarenta.

ÚLTIMOS ELEMENTOS INCORPORADOS: LA CASA PARROQUIAL Y EL CAMPANARIO

Recordemos que fue en 1946 cuando se planteó la incorporación de un nuevo pórtico por el costado derecho del templo según se indicaba en la solicitud firmada por Ismael Gorostiza. El aspecto idéntico que presentaba el templo, con su pórtico frontal, y la incorporación del salón de la catequesis, tanto en este plano como en el de autor anónimo, donde ya se menciona la existencia del escenario y la pantalla, y el hecho que en ambos el salón no figure indicado con una tinta diferente a la del resto del templo indican a nuestro entender que estos elementos ya estaban construidos para entonces. Si a eso añadimos que en el plano anónimo se explicita que la nueva construcción estaba destinada a vivienda, parece lógico pensar que este no se planteó en fecha muy distante de la del plano de Gorostiza, ni cercana a la fecha de erección de la capilla en Parroquia, puesto que en el archivo de Profusa hemos localizado un último plano, fechado en 1955, y que corresponde con claridad a la construcción de una nueva casa parroquial proyectada por el arquitecto José Sans Gironella. Creemos que debe mediar por consiguiente un plazo de varios años entre la construcción de la vivienda adosada al templo y la nueva casa parroquial que a su vez se proyectó contigua a las viviendas de obreros planteadas por Federico de Ugalde en 1919.

José Sans Gironella, 1955: Plano de la casa cural de la Parroquia de Santa Águeda. Archivo Profusa. Foto: Jesús Muñiz Petralanda

Como se puede apreciar en los planos adjuntos este era un edificio moderno y funcional acorde con las concepciones arquitectónicas de mediados del siglo XX. Según se describe en la memoria adjunta su estructura era de hormigón armado y contaba con una superficie de 136 metros cuadrados. Tenía una planta baja y un primer piso, en los que se distribuían un comedor, despacho, cocinas, dos aseos y tres dormitorios. Su fachada tenía un zócalo que imitaba un aparejo irregular siendo el resto de la superficie enlucida.

Fachada posterior de la Parroquia de Santa Águeda de Kastrexana, donde se aprecia el nuevo campanario y el cambio de inclinación del tejado de la casa parroquial añadida al flanco de la iglesia. Foto: Jesús Muñiz Petralanda

Concluimos la historia constructiva de la parroquia de Santa Águeda de Barakaldo aludiendo a un último elemento del que tampoco contamos con información específica. Nos referimos al campanario incorporado en la fachada trasera, la más próxima al río. Se trata de una pequeña torre, que tiene la peculiaridad de poseer en los lados de su fuste unos huecos vaciados en forma de cruz latina. El cuerpo de campanas se abre a los cuatro puntos cardinales en otros tantos vanos de medio punto a los que se asoman sendas campanas de fundición tosca y que carecen de cualquier tipo de inscripción o decoración lo que nos hace sospechar que tal vez pudieron fundirse en las propias instalaciones de la factoría. Su realización debió de acometerse con ocasión de la erección de la parroquia, pues no tenemos constancia de su existencia hasta un plano fechado en 1957, donde parece indicarse claramente su planta cuadrada.

BIBLIOGRAFÍA

1988: REAU, Louis: Iconografía del Arte Cristiano, Ediciones Serbal, Barcelona.

1994: ROSELL, Jaume y CÁRCAMO, Joaquín.: Los orígenes del hormigón armado y su introducción en Bizkaia. La Fábrica Ceres de Bilbao, Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Bizkaia, Bilbao.

2008: SAIZ VALDIVIELSO, Alfonso: “Federico Echevarría. Empresario” en Bilbao, (Mayo 2008), p. 39.

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